SEAMOS TODOS “ENFERMOS”

El cruel trato diario sobrepasa muchos sentimientos y va creciendo cada vez a medida que nos vemos obligados a seguirlo, ¿Por qué? Será que lo asimilé o simplemente lo adapte a mi vida. Sin saberlo todos actuamos sin determinar que estamos compartiendo los mismos entornos. Un buen saludo, un buen gesto, una sonrisa, un gracias, un por favor y muchas más actitudes las cuales si las tuviéramos más en cuenta tan solo en un momento irían sumando cambios en nuestras vidas, esas pequeñas cosas que hacen grandes personas son solo un acto como muchos los llaman de decencia.  

 

Cierto día me preparaba para una larga jornada la cual agrupaba muchos retos para afrontar; como el de lidiar con el indecente y acelerado chofer del medio de transporte, la tía vulgar con sus sublimes y delicadas groserías, el doctor antipático e indiferente, etc. Toda esta carga diaria se había convertido en el paisaje de mi cotidianidad y me había acostumbrado a este tipo de vida, donde la sociedad nos obliga casi a aceptarla.  Porque por más que uno ofrezca un saludo fraterno, un buen gesto, una buena acción como ceder el paso, darle la mano a la abuelita para subir al bus, una sonrisa, el agradecer. Hay personas que ni así te devuelven el saludo y ni te determinan. ¡Ah, Entonces para que saludar, mejor sigo mi camino observando el horizonte de mi paisaje cotidiano y ya está! Pero NO, esto es muy necesario aunque algunos no lo crean, porque un buen saludo es desearle al prójimo un buen día lleno de bendiciones y además de ser una gesto de bondad es un espejo el cual refleja actitudinalmente cambios tanto para la persona que saludaste y para las demás personas de tu entorno: como por ejemplo un niño.

 

A medida que avanzaba mi medio de transporte iba observando la ciudad que me rodeaba, veía como las personas llegaban a su destino, como el chofer realizaba maniobras peligrosas con su autobús, como la tía indecente que apropósito estaba sentada al lado mío no hacía más que discutir, supongo que con sus hijos o su pareja, y así todo ese entorno al que creía que me había acostumbrado hacia lo suyo.

 

Al pasar algunos minutos de recorrido, en el autobús solo quedaba una joven mujer y yo, ella estaba sentada en la parte trasera del bus y yo en el medio, en ese momento en el que el bus seguía su rumbo, paso por una calle muy particular, exactamente en una esquina se encontraba un señor el cual me quede observándolo, y al ver hacia atrás me di cuenta que la chica también lo miraba. Pasaron 7 segundos y seguíamos observando al señor cuando de un momento a otro levantó su mano derecha y emano de él una gran sonrisa y su mirada reflejaba; inocencia, felicidad, amor y mucho entusiasmo, en ese momento mi mente hizo un stop y automáticamente sonreí y le devolví un gran saludo levantando también mi mano.

 

Mientras avanzaba el autobús yo no le quitaba la mirada al señor mientras sonreía  y saludaba, me di cuenta que la joven mujer también estaba con su mano levantada e igualmente saludándolo desde la ventana trasera y sonriendo al tiempo conmigo. Vi como emanaba de la cara de la chica los mismos gestos que me produjo el señor al verlo, era evidente que el señor es una persona con una mal llamada “enfermedad” Sindrome de Down . Y digo mal llamada enfermedad porque realmente es una condición. El hizo que en ese momento recordará mi esencia, creo que el destino me otorgo ese momento para darme cuenta de que la vida es simplemente felicidad con una mezcla de amor, inocencia, y decencia.

 

Después de lo ocurrido mire fijamente a la joven mujer y la salude de igual manera, con una gran expresión de felicidad. Ella también lo hizo! 

 

Al bajarme del autobús camine pocos metros a mi destino y antes de ingresar sonreí y me sentí diferente y no dejaba de pensar en lo ocurrido, al ingresar a mi trabajo entre con una gran sonrisa saludando a todos con mi mano levantada y con una gran sonrisa, aquella muy parecida al del Señor de la esquina.

 

Y porque no todos somos” Enfermos”. SI como el supuestamente enfermo señor de la esquina. Yo ya soy un enfermo. Tu porque no te enfermas como yo y cambias esas actitudes y adoptas en tu vida la Felicidad.

 

Para todo lo que hagamos tengamos una buena actitud y una gran sonrisa para dar. Y recuerda que todo lo que hagamos se refleja y se proyecta para otras personas.

 

 

Por Cristian Valencia

 

 

 

¡APRENDE A SER, HACIENDO!

 

Cada paso que des hazlo con sabiduría  y piensa que alrededor tuyo hay gente que te admira por alguna muy grande o pequeña razón. Solo imagina que tal razón eres Tú y como Tú eres el que decides, piensa que quieres ser… alguien grande o pequeño.

 

Renueva tu mente para así llegar a lugares donde nunca creíste llegar.

 

Interpreta que es lo que la gente espera de ti, demostrándolo en el trabajo bien hecho. 

 

Sobrepasa el nivel que creíste  último ya que cada día te puedes superar MÁS. MUCHO MÁS.

 

Tu talento es lo más importante. No pienses que lo que haces es mejor o peor, solo piensa que es único.

 

Ama todo lo que hagas ya que así  no te darás cuenta lo difícil que es hacer las cosas bien hechas.

 

No temas de los grandes retos en si son solo pruebas y las pruebas son solo medidas y las medidas las tomas TU.

 

Comprométete más en tus talentos y piensa que sin ellos es muy difícil alcanzar el éxito.

 

Hazlo. Pero hazlo como debe ser, siempre habrá un obstáculo pero proyecta tu mente para convertirlo en materia gris.

 

Ordena tus ideas. Paso a paso con Paciencia y orden, Una buena secuencia la cual me debo guiar.

 

Une tus talentos, solidifica tu capacidad de creación, comparte con tu prójimo. Se agradecido y siempre ten una actitud positiva para cualquier momento de tu vida. De nada sirven estas reflexiones si no optas por ser mejor persona, más que un buen artista un buen SER.

 

Por Cristian Valencia